Las ventajas de fabricar uno mismo su amuleto pueden enumerarse en una extensa lista, del que habrá que tomar nota para hacer una comparación con aquellos amuletos adquiridos por otros medios. En realidad, no es exacto decir que unos sean mejores a los otros, lo que se pretende dar a entender es que cuando construyes tu propio amuleto, acaece un mayor grado de implicación y personalización que no es posible vislumbrar en los amuletos de otros orígenes.
La construcción del amuleto hecho a la medida
Libra, el epítome de la justicia, flota por el mundo como ánima errante, en una quijotesca labor por restaurar el equilibrio. El amuleto del que hará uso deberá servirle, entre otras cosas, para ayudarle a decidir correctamente. Como humano que es, no siempre podrá lanzar los dardos de la justicia en la diana de la armonía, por ello necesita tener a mano un objeto tangible del que valerse en momentos de intensa duda.
Lo primero que Libra debe hacer es buscar un objeto, aquel de su preferencia, ya sea comprado, encontrado o fabricado. Habrá de pensar en cómo prefiere llevarlo consigo; será un objeto con el que permanecerá noche y día, y por ello no puede ser ni demasiado grande, ni demasiado filudo, ni demasiado complicado de transportar.
Una vez que haya elegido el objeto que habrá de convertirse en su amuleto, Libra realizará los ritos pertinentes para imbuirlo con su propia esencia. Hasta este momento, dicho objeto es como un contenedor vacío y sin vida, luego de culminar el rito, será un objeto de luz que constantemente manará y absorberá energías de diversa naturaleza.
Envolver el objeto en papel plateado y dejarlo toda una noche a la luz de la Luna. Al día siguiente, quitar el papel y guardarlo. Envolverlo en papel dorado y dejarlo en un lugar en el que pueda absorber los rayos solares. Ya entrada la noche, desenvolver el objeto y colocarlo bajo la almohada. Al día siguiente recortar los dos papeles (el dorado y el plateado) en pequeñas tiras y luego colocarlos en un recipiente. Construir con ellas un nido similar al de las aves y depositar el objeto en su interior, dejarlo debajo de la cama hasta el día siguiente.
El objeto se ha convertido en un talismán capás de canalizar las energías. Ahora es el momento de insuflarle vida. Recógelo, piensa en él como en un ave que acaba de romper el cascarón; tómalo en tus manos y acercándolo a tu boca, inhala y expira como quien brinda calor a una criatura que ha caído presa de un frío invernal. Nútrela con lo mejor de tus sentimientos, recita en su oído todas las palabras positivas que crucen tu mente: amor, bondad, prosperidad, salud…
Acerca el talismán a tu pecho y, con palabras suaves, encomiéndale la misión de protegerte siempre, de librarte de las energías negativas y ayudarte a tomar la decisión correcta en momentos de crisis. Ahora ya tienes un talismán, llévalo siempre contigo a donde quiera que vayas. Cuando sientas que sus energías se disipan, o que se ha atiborrado de malas vibras colócala durante algunos minutos bajo la luz de la luna en cuarto creciente.